Maternidad: El camino de la entrega
- 3 may
- 9 Min. de lectura
Hace 2 días Celine cumplió 10 meses; 10 meses de edad es que lo leo y me cuesta creerlo.
Mi hija es una niñita sana, extremadamente curiosa, alerta, y le dan unos arranques tipo explosión de felicidad que me hacen sentir que el corazón se me va a explotar a mi también, me he acostumbrado a la sensación y es infinitamente deliciosa.
Mi postparto me gusta describirlo (hasta este momento, porque sé que todavía me queda un largo camino por recorrer hormonalmente hablando de postparto) como una etapa amable, amable con mi nueva yo, con mi pequeña hija, con la nueva versión de mi pareja, con mi familia y hasta con mis colegas porque hace 2 meses que estoy de vuelta en mis tareas laborales, del área corporativa-productiva.
Lo describo como amable porque siento que alrededor de los 4- 5 meses de vida de mi bebita entendí un mega hack de vida que me hacen verlo así.
Entendí que la mejor perspectiva en la que debía afrontar la maternidad era lo que yo llamo y describo cómo el camino de la entrega
No me atrevo a decir que es algo que yo inventé o creé, porque en estos tiempos bombardeados de información, es probablemente un concepto que debe estar entrelazado con mil reels, posts y lecturas que debo haber hecho en medio de la tormenta que fueron los primeros tres meses de maternidad / postparto.
Qué es el camino de la entrega?, bueno según yo es la confianza y certeza absoluta de que todo lo que está pasando tiene que ser tal cual como es, y además es sumamente efímero y temporal. A lo que me refiero es a que “luchar” contra la situación actual que se viva, sea una siesta que no se quiere hacer, un corte de frenillo que promete “mejoras” o querer alargar una lactancia que está generando dolor, es absolutamente absurdo y una terquedad. Mi decisión desde cierto punto fue, entregarme a lo que sea que esté viviendo en ese momento.
Haciendo un poco de memoria, me doy cuenta que en realidad no tenemos otra opción que esa, entregarnos y fluir. El tiempo que nos demoramos en darnos cuenta es lo que hace que podamos vivir cada situación de una forma más o menos amable. Celine nació por parto vaginal sin embargo, nada salió como estaba planeado y en realidad eso importa muy poco cuando el resultado fue que ella naciera sana y fuerte, el cansancio físico de esa experiencia que siento que se alargó por varios meses más, es algo que no tenía idea que iba a experimentar. Al principio decidimos vivir una cuarentena estricta, porque cuidar de la salud de nuestra bebé en pleno invierno con emergencia sanitaria por virus respiratorios, fue una prioridad para mi y su papá. No fue difícil tomar esa decisión, lo difícil fue mantenerla, porque como una mujer bastante sociable que soy, me costó estar aislada y hasta un poco sola por un tiempo, pero me entregué a la decisión y recuerdo esos primeros 40 días como días de dormir muchísimo, quizás no tanto descanso, pero sí muchas horas de sueño porque ese consejo de “duerme mientras tu bebé duerme” la verdad es que entendí más temprano que tarde que es un salvavidas.
Luego de 1 mes y medio de cuarentena, volvimos a clases a clase de Yoga, esta vez en formato Postnatal…o bueno lo intentamos…
Recuerdo ese primer día de nuestra vuelta a las clases de Yoga, yo estaba muy entusiasmada con la idea, salir del encierro, respirar aire fresco, estar con amigas, con mis queridas compañeras de Yoga Prenatal que algunas nos vimos con pancita y ahora nos veíamos con bebecitos encima, en ese espacio tan hermoso que es la sala de Gaby, donde te sientes amada y sostenida siempre, yo estaba muy emocionada, pero fue un camino durísimo, salimos de casa caminando, mi bebé iba en su cochecito pero lloraba cada cierto rato y yo sentía que no debía llevarla en brazos porque era una mañana helada de invierno y pensé que la mejor opción para ella era ir abrigadita en el coche; es un camino de 25 minutos caminando que probablemente lo hicimos en 45 min, parando cada tanto para calmarla, cuestionando constantemente si debía devolverme, si lo estaba forzando mucho si quizás estaba egoístamente pensando en mi necesidad de socializar y no en su necesidad de estar pegadita a mi todo el tiempo. Estando a quizás 5min de llegar, casi rendida y dispuesta a devolverme a casa me conseguí con una amiga, mi querida Amanda…ella no tiene idea de lo vital que fue para mí cruzarla en ese momento, Amanda me abrazó con sus brazos pero también con su sonrisa radiante y me impulsó a seguir, me recordó que “yo puedo”, me dijo “dale Rose, tú puedes te queda poco bebé, anda que les va a ir bien” sus palabras fueron como gasolina como el empuje que necesitaba, así que seguimos y llegamos! Llegamos súper tarde, tal vez a 15min de que la clase terminara, pero llegamos.
Haciendo memoria recuerdo ahora que cuando iba a clases de Prenatal, Gaby cada tanto hacía comentarios respecto a cómo las chicas de yoga postnatal tenían como todas las flexibilidades posibles, como las de pre debíamos (por ejemplo) empezar y terminar a cierta hora, mientras que las de post tenían todas las concesiones posibles de llegar y salir cuando y como pudieran, recuerdo que la escuché en varias ocasiones pero no lo entendía, no le tomé el peso a esa información en su momento, es como si mi cerebro no ató los cabos porque le faltaba experiencia, pero ese primer día lo entendí todo y todo calzó en mi cabeza.
Y gozamos! Recuerdo muy bien que ese primer savasana que hice ese día luego de 45 días…fue la primera vez que me sentí profundamente relajada desde mi parto. También ese mismo día tuve la suerte de ir a compartir con un grupo de Post que hasta ahora son refugio y aliento (Amor por el Post 5), íbamos en una caravana de coches a tomar un café, a sentirnos un poquito libres, a conversar, drenar, a compartir nuestras experiencias, a entregarnos a lo que en ese momento podía ser amable como experiencia de adultas, mujeres, madres, yoguinis en el invierno santiaguino, ese día me sentí dentro de todo mi contexto, sumamente libre.



Luego del quizás “caótico” camino de ida, todo el resto de nuestra salida fue muy tranquila, Celine me permitió hacer savasana y relajarme, me permitió ir al café con las amigas, durmió todo el rato y hasta pude tomarme un café calentito y con poco estrés, porque en mi mente el estado de alerta absoluto, no se iba. Ese día entendí que por trillado que suene, TODO PASA. Los bebés lloran, se sienten incómodos, se agitan y así mismo se calman, se duermen y se les olvida o se les pasa el malestar; el tema es que a veces queremos, con la mejor intención posible, forzar las cosas. Queremos que estén calmados cuando no nos parece correcto incomodar con su llanto, o que no se hagan caca cuando los acabamos de mudar o que duerman cuando “les toca dormir”. Y realmente con el pasar del tiempo me he dado cuenta que fluir con ellos nos hace a todos la vida más fácil. Nos hace relajarnos más rápido y estar en calma para poder sostener la situación o sentimiento incómodo que podamos estar experimentando en ese momento.
Hace unos días vi unos videos y comentarios de una cantante nueva, realmente no recuerdo su nombre pero esta chica estaba en un podcast conversando y dijo algo parecido a que “ninguno de sus amigos con hijos era feliz, estaban todos en el infierno y ninguno tenía luz en sus ojos” ha sido criticada por sus palabras a diestra y siniestra; esta chica tiene 27 años y pensando que vivimos en un mundo donde no hay muchas prioridades para la maternidad - la crianza - la familia, no es tan loco pensar que probablemente lo que ella ve en sus amigos sea su realidad, obvio que debe tener razón, pensando que vivimos en este mundo acelerado, que busca el éxito y el consumo por encima de todo, donde las distracciones abundan, claro que la deben estar pasando muy mal creo yo, pero hay maneras de hacer el camino tan duro, más llevadero.
Por ejemplo, tener amigas mamás tribus que nos demos la oportunidad de conocer, de dejar entrar y de abrirnos suficiente para que sean compañía en nuestro proceso (gracias Mari por impulsarme, gracias Francis, Dani, Erika, Jessi, Valen, Maca, Catita, Romi, Fran, Margarita, Yei están en un espacio hermoso de mi corazón todas, su compañía me salvó muchas veces) por los consejos, por las palabras de aliento por las conversas, por ejemplo también tratando de conectarnos profundamente con nuestros hijos, ellos ya están aquí en nuestro mundo y nosotros somos su mundo entero, solo quieren estar con nosotros, solo se sienten seguros al dormir con nuestra cercanía y olor, solo nos necesitan cerca para sobrevivir y con el tiempo nos van amando poco a poco, somos su todo y ojalá tener la paciencia y las ganas de verlos a profundidad y sincronizarnos con sus corazones tan puros e inocentes.
El camino de la entrega me ha ayudado a conectarme con mi hija a un nivel muy profundo; a mirarla con amabilidad y atención plena y a entender que ella está haciendo lo mejor que su cuerpito pequeño y su cerebro en desarrollo pueden hacer; ella sabe comer, siempre lo supo, la que tenía dudas era yo. También sabe dormir, aunque sus horarios no sean los que se acomoden a mi descanso.
Recuerdo que aproximadamente desde los 2 meses empezamos a vivir cólicos, lo que según yo la despertaba y le interrumpía sus siestas; como eso pasaba empecé a dejarla dormir sobre mi en las noches. Cuando nació siempre pensé y dije q al menos de noche dormiría en su cunita por temas de seguridad, no aplastarla no lastimarla, pero luego me di cuenta lo feliz y tranquila que dormía sobre mi en sus siestas y para apoyarla con los cólicos comenzamos a dormir así de noche. El 70% de mi cerebro decía que estábamos haciendo lo correcto, pero había otro 30% que probablemente es la parte con creencias arraigadas de lo que he vivido y escuchado siempre, pensaba “pero después cómo voy a hacer para que pueda dormir de otra manera”? Me dejé llevar por el 70% y hoy, muchos meses después veo como mi chiquita duerme su siesta en su corralito mientras yo escribo.
No forcé nada, ella solita poco a poco buscó su espacio y se bajó de mi cuerpo, se quedó a mi lado mucho tiempo, luego dormía siempre con ella, sentía que me necesitaba y ahora ya no duerme encima de mí, no necesita estar a mi lado para dormir siempre y está tranquila y segura incluso durmiendo en otros espacios que no son necesariamente su corral y su casa.
Yo confío en mí. Y también confío en ella, en su sabiduría y de a poco me ha demostrado que puedo hacerlo
Ahora, no me malinterpreten, no soy un monje tibetano iluminado, también desconfío a veces, también soy una madre primeriza con miles de incertidumbres, mucho cansancio, constantes cuestionamientos de por qué esta sociedad en general pretende que maternemos como si no trabajamos o trabajemos como si no maternamos; también tengo momentos de mucha frustración, también tengo temporadas que siento que la estoy cagando constantemente, pero son las menos y cada vez que me acuerdo, que mi camino es el camino de la entrega, lo que sea que esté viviendo en ese momento, se suaviza y se siente como terciopelo, hace que lo transite con más paciencia y que a veces hasta me divierta en medio de la situación.
El camino de la entrega es como el camino de la sanación, no es algo que consigues y se acaba, es un tránsito a mi parecer eterno, que te hace la vida más amable o en este caso, el postparto temprano mucho más disfrutable. También creo profundamente que nuestros pensamientos van construyendo nuestra realidad y si tu bebé está pasando por un brote de crecimiento, durmiendo y comiendo del terror y en tu cabeza solo hay pensamientos de tipo “odio esto, soy mala en esto, no puedo con esto” probablemente eso se refleje en su actitud, en tu poca paciencia, en comentarios poco atinados de la gente que te rodea, porque todos somos energía e irradiamos y atraemos lo que está dentro de nosotros, en nuestra mente. Al hacer un esfuerzo consciente por amigarnos con nuestra cabeza, recordarnos constantemente que todo pasa, porque en verdad todo pasa, los brotes se acaban, la lactancia se va entendiendo más o se hacen las paces eventualmente con la fórmula que es simplemente otro tipo de alimento; todo pasa, todo cambia muy rápido y depende de nosotras cambiar la mirada y los lentes que nos ponemos para mirar cada situación.
Yo espero de corazón que algún día todas nos entreguemos, no desde una sumisión o pasividad, sino desde la confianza plena en el proceso, un proceso natural y que puede disfrutarse.
No puedo negar tampoco que parte de esta confianza también me la ha dado la preparación, las diferentes herramientas que he adquirido para acompañarme en este camino de crianza y maternidad y no son pocas, la verdad me gusta pedir ayuda e invertir en mi formación como madre porque reconozco este rol como el más importante de mi vida. Siente que una vez que nos entregamos desde una profunda confianza en nuestras capacidades, nuestro instinto, que se va fortaleciendo todos los días y una creencia arraigada de que somos la mejor mamá del mundo para ese pequeñito que nos escogió como canal para venir a este mundo en esta ocasión.

Celine y yo, saliendo a un cumple 08.03.2025
Con vibras bonitas para tu camino y tú entrega.
Rose.
Roselis, mamá de Celine
Mamá de la Comunidad.
Que hermoso leerte! Y como no recordar ese día en que Céline y tu regresaron a yoga y esa hermosa caravana de coches ❤️
Un pequeño fragmento hija de una o de muchas fórmulas que vas a ir dibujando, o mejor van a ir creando para la formación de este nuevo ser mi nieta, es un camino largo interminable con altos y bajos, y en estos tiempos de conmosion mundial más. Suerte en ese camino. Seguro estoy que con todo lo que sabes y lo que aun no sabes y que fluirá todo irá bien. Te amo las amo y me amo. Papi......
Ay hermoso leer esto!
Gracias rose 😍
Gracias de corazón querida Rose, por compartir tu escrito y abrirnos una ventana tan honesta y valiente a lo que han sido estos 10 meses de postparto junto a tu pequeña Celine.
Tus palabras reflejan la profundidad del amor, los desafíos y la transformación que muchas mamás viven, y que pocas veces se atreven a poner en palabras.
Tu testimonio no solo honra tu propio camino, sino que también tiene el poder de sostener y dar voz a otras mujeres. Compartiste un regalo que nos recuerda que la maternidad no tiene una sola forma y que cada experiencia, con sus luces y sombras, merece ser vista, validada y celebrada.
Gracias infinitas, porque al leerte, nos has permitido ser parte de…
Que hermoso leer todo el proceso que has vivido Rose , la forma en la que has decidido mirarlo por agotador qué sea , y la hermosa y sana conexión qué has formado con Celine, te admiro mucho , eres un ejemplo de mujer y mamá.