Llegar a casa con un bebé en brazos
- 23 oct 2024
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 3 nov 2024
Wow, pensar en ese día me mueve las fibras más internas de mi ser, siempre soñé con el día en que llegaría casa con un bebé en brazos.
Siempre supe que quería ser mamá y ese instinto estaba en mi desde que jugaba a las muñecas desde pequeña con una pasión increíble pero también siempre supe que antes de serlo quería hacer muchas otras cosas, y bueno llego el día de pensar en ese gran proyecto de ser madre.
Yo lo veía como algo súper natural y sencillo pero me encontré con la realidad y tuve dos pérdidas antes de tener a María José, es decir hoy tengo dos bebés estrella que nos acompañan desde otra dimensión, para mi desde el cielo y a nuestra bebé arcoíris que hoy tiene 11 meses y medio.
Uds se estarán preguntando por qué les cuento esto?
Porque después de vivir esas dos situaciones dolorosas y por fin llegar al final feliz del embarazo pensé que ese día que llegara a mi casa con mi bebé iba a llorar de felicidad, que no lo me iba a creer, que sería el día más feliz de mi vida.
y... oh sorpresa, fue todo lo contrario.
Llegué a casa y estaba mi mamá que vino desde Colombia a acompañarme en el proceso (Gracias a Dios y a la vida por ella), ella me recibió feliiiz!
Pusimos a María José en su cuna en nuestro dormitorio, yo le saqué una foto pero sin mucho sentimiento, después me senté en la sala con mi mamá y mi esposo, empezaron a llamarme de Colombia algunos de los seres que mas quiero, uno de mis hermanos y mi abuela de 94 años en ese entonces, y lo único que pude hacer fue soltar mi llanto y decirles que no quería hablar con nadie.
Lloraba desconsolada, mi esposo aterrado no sabía que me pasaba mientras mi mamá le explicaba que era algo del post parto y que me iba a pasar pronto y él la miraba con cara de no entender nada.
Comí algo, en Colombia es muy tradicional cuidar a la puérpera con cierta comida y además cuidarla 40 días en casa saliendo lo mínimo y haciendo el mínimo esfuerzo físico, y precisamente para eso vino mi mamá, entonces, comí lo que pude, con un taco en la garganta y unas ganas de llorar que no cesaban con nada.
Iba al dormitorio a ver a la pequeña y no sabía lo que sentía, me culpaba por no estar feliz por tener al fin la hija que soñé siempre, no entendía nada, solo lloraba y no era de felicidad, era llanto de angustia.
Mi mamá me dijo que me acostara a dormir un rato, a descansar y que ella se encargaba de María José y le daba su leche, si, su leche de fórmula porque a sus escasos 3 días de nacida ya tomaba fórmula porque mi proceso de lactancia fue terriblemente duro (otro golpe fuerte, otro aterrizaje forzoso en esto de la maternidad) otra sorpresa, pero ese tema será para otra conversación.
Me acosté a dormir y soñaba cosas confusas, estuve dormida varias horas pero desperté con las mismas ganas de llorar, no era cansancio, era algo más que eso, tomaba a la bebé en brazos y no me hallaba, no sabía dónde estaba esa Sara de unos días atrás, creo que esa noche ha sido la más extraña de toda mi vida.
María José se despertaba yo le daba su leche, cambiaba el pañal pero no lograba sentir esa emoción que se ve en las películas o en los comerciales de TV, fue una larga noche, sentía que estaba en mi casa pero a la vez desconocía todo, el entorno, la situación, etc, Julián mi esposo, siempre ahí, me abrazaba pero no decía nada, yo no sabía que pasaba por su mente.
Tuvieron que pasar varios días para irme adaptando, para aceptar esa nueva realidad, para sentir felicidad sin mezclas, porque los primeros días habían ratos felices pero otros ratos en los que la tristeza era protagonista y además como no sabía que eso me pasaría también el miedo llegaba a invadirme porque siempre pensé que algo pasaba conmigo, nunca en mis 34 años de vida escuché a mi mamá decir eso que dijo cuando llegué, que sentir tristeza ese día era normal, nuuuunca me lo dijo ella ni nadie, ninguna de las mamás que conozco, fue mucho después que supe que nos pasa a todas o al menos casi todas, que antes no se hablaba y que hoy se habla un poco más pero no tanto, porque si yo no lo sabía es porque de verdad no es tan común hablarlo, por eso desde esos días empecé a pensar que esta experiencia se debe compartir porque si bien no podemos evitar que otras mamás lo vivan, si podemos alivianar un poco esa carga extra que se nos genera cuando pensamos que somos las únicas que estamos pasando por eso y que es algo anormal, que algo anda mal o lo peor, para mi llegar a pensar que no quería a mi bebé por lo que estaba sintiendo.
Sara, mamá de María José.
Mamá de la comunidad, llegó en postnatal y sigue participando.
Hola Sara,
Aquí mamá de la comunidad. No nos conocemos, pero agradezco mucho tu relato. Me siento tan identificada. Se habla tan poco de la tristeza que vivimos algunas después del parto, que una se siente bicho raro y muy culpable. Gracias por esta humanidad compartida porque ayuda a que algunas no nos sintamos tan extraterrestres.
Te abrazo!
Gracias Sara por tu compartir. Aún recuerdo el día que llegaste a la clase por primera vez con María José, pasó mucho tiempos y ambas han crecido, gracias por compartir tu historia!